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LA CHARCA DE PEGALAJAR

Alicia de Loma-Ossorio Mata 

            

Es un embalse que recoge las aguas del nacimiento de la Fuente de la Reja desde tiempos medievales. Fue una simple presa con un muro de piedra y unas compuertas que regulan la salida del agua. Éstas regaban las tierras de la huerta y olivar situadas al Sur del núcleo urbano. Los cauces superiores servían de límite Sur a la población, delimitando así el crecimiento urbanístico de Pegalajar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este manantial nunca ha sido suficiente para abonar todas las tierras que se extienden en nivel decreciente hacia el río Guadalbullón. Por otra parte, siempre han sido muy numerosos los años de sequía,

La documentación más antigua referente a la Charca o Balsa -nombre con el que se le denominaba en el pasado- en el Archivo Municipal de Pegalajar sólo data de la segunda mitad del siglo XVIII, debido al continuo movimiento documental que ha sufrido este archivo. A través de esta documentación vemos cómo tradicionalmente existían unas normas para el uso y distribución del agua de la Fuente de la Reja, conocidos como “repartimientos de presa“. En 1828 se vio la necesidad de “arreglar el repartimiento de aguas” de dicha fuente, de modo que fuese permanente y así “evitar las disputas de los interesados al riego“. Para ello se acordó elaborar un cuaderno que lo reglamentara, manteniendo “el orden de primacía que hay de costumbre”.

 

 

 

Tras la Guerra, el proyecto de reforma de la Charca volvió a retomarse. En el mes de mayo de 1943 la Jefatura Nacional autorizó dicho proyecto, cuya redacción fue encargada al Ingeniero Agrónomo Wistremundo de Loma-Ossorio y Fernández de Córdoba y al Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Manuel Tercero. Por el mes de Septiembre ya había iniciado el proyecto, con la división del mismo en dos partes, la primera correspondiente a las obras de reparación necesarias en el embalse, y en segundo lugar la redacción del proyecto de mejora y nuevo trazado de las acequias. Éste último lo llegaría a realizarse. En la memoria del primer proyecto, se justifica la importancia de la obra, además de por su interés socioeconómico, por su valor histórico.

 

La puesta en marcha en el año 2007 del plan de extracciones de su acuífero dos décadas después, facilitado por la climatología, ha permitido recuperar el manantial y emprender medidas encaminadas a su puesta en valor como recurso de desarrollo local.

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